Por Yesid Francisco Perea Mosquera
Por los hechos presentados de tiempo atrás en nuestro querido departamento, nuestros jóvenes, nuestros muchachos, han sido objeto consciente o inconscientemente, de una especie de estigmatización, por creer que en ellos recae el terrible momento por el cual estamos atravesando como sociedad, lo cual no deja de ser un grave error. Sin lugar a dudas, hay muchachos conquistados por el dinero fácil, quienes han participado del estado de cosas por las cuales hoy estamos atravesando; y sí, algunos han participado y lo siguen haciendo, producto del desorden coyuntural que padecemos, pero me queda claro que ellos son una minoría y que la gran mayoría de nuestros adolescentes están estudiando o metidos de lleno en el deporte, la música, la cultura y el arte.
Hace cuatro meses escribí un artículo titulado “CÓMO SE HACE”, haciendo referencia a las dificultades de los profesionales del Hospital San Francisco de Asís al momento de atender a sus pacientes, sin contar con los insumos necesarios y adeudándoles varios meses de sueldo; en ese escrito, entre otras cosas, dije: “debo decir que no sé cómo se puede trabajar en una entidad donde no se le cancelan los sueldos a los empleados, como ha venido ocurriendo de vieja data en el Hospital San Francisco de Asís de Quibdó, nuestra única institución de segundo nivel del departamento del Chocó(…)Pues bien, cuando el paciente llega al San Francisco, se encuentra con un panorama entristecedor, en donde brillan por su ausencia los elementos necesarios para atender en debida forma al enfermo, sin contar con las condiciones físicas de la entidad y como si fuera poco, la falta de pago para quienes laboran en el mencionado centro hospitalario…son personas con hijos, necesidades, problemas y hasta amenazas”. Estos apartes de mi columna se mantienen y han empeorado, por eso deseo resaltar, con mucho gusto, además, la iniciativa de algunos jóvenes que, frente a las dificultades de quienes laboran al servicio del San Francisco, decidieron emprender una cruzada ante los comerciantes de Quibdó, con el fin de recolectar comida y dinero en beneficio de aquellos servidores de la salud. El gesto tiene varias lecturas, entre las cuales podemos destacar el fuerte mensaje que le envían a las directivas del Hospital, respecto del pago requerido por sus empleados, en la modalidad que quieran; de igual manera, la necesidad de privilegiar la solidaridad como valor venido a menos, ésta despertada por las dificultades mencionadas arriba; también, adelantar las acciones solidarias por propia iniciativa, y por último, demostrar que nuestros muchachos están metidos en la situación que estamos padeciendo, pero de forma positiva, invitando a hacer cosas buenas con el ejemplo. La conclusión rápida de todo lo anterior, es que la estigmatización que les han colgado por los errores de algunos, debe desaparecer.
De los jóvenes podemos esperar cosas maravillosas cuando se lo proponen y siento que esta acción, tal vez no valorada en su justa medida, especialmente por las distintas autoridades, es el comienzo, o la continuación, mejor, de acciones poderosas que habrán de involucrarnos a todos. Ellos requieren del apoyo de la comunidad, pues hay muchas mentes jóvenes, ávidas por destacarse en las áreas mencionadas en precedencia, y son ellos quienes mayores argumentos pueden mostrar para conquistar a aquellos que hoy están ejerciendo un liderazgo negativo en desmedro de la tranquilidad ciudadana, los cuales pueden ser objeto de análisis, empezando por las causas que los tienen en ese punto; no dudo del apoyo que las autoridades han venido dando a nuestros muchachos, pero está claro que aún no son suficientes y que en la medida que se los permitamos, nuestros “pelaos” seguirán brillando con luz propia. No en vano dice la Biblia en 1Timoteo 4:12-16 “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza…”.