Por Yesid Francisco Perea Mosquera
Con el cariño de siempre, estoy de nuevo con ustedes y antes de entrar en materia, sea lo primero anunciarles la reducción de mis escritos, por recomendación de un profesional del periodismo, dado que a la gente poco interés le despierta la lectura de documentos largos; va el primero:
Por razones personales debí acudir a una entidad bancaria en la ciudad de Quibdó, con el fin de realizar una transacción y en ese banco, otro usuario me dijo algo que se traduce en este titular; esta es la historia:
Como ya les dije, el viernes pasado acudí a una entidad bancaria con asiento en la ciudad de Quibdó, lugar al que hacía varios años no ingresaba, porque no hago uso de sus servicios; para lo relacionado con estas actividades acudo a otra entidad. Al ingresar al banco veo tres filas y por acto casi reflejo, me ubiqué en la primera, sea decir, en la más cercana a la salida de la institución; al paso de unos pocos minutos, escucho que alguien dice… “esta fila es preferencial, ¡para mayores de 60 años...! entonces me retiro y me ubico en la segunda fila, pues no cuenta con ese particular condicionamiento, es decir, la integran usuarios de diferentes edades. Como tengo bastantes canas y tenía colocado el tapa bocas, algunas personas decidieron que yo pertenecía a la tercera edad, frente a lo cual, y de buena manera, les digo que las canas no necesariamente demuestran vejez.
Les decía, continúo haciendo mi fila, la cual avanzaba realmente muy lentamente, al punto que los preferenciales terminaron y aún este servidor seguía en cola, aburrido y con algo de estrés, en razón a otro compromiso puntual en mi lugar de trabajo. Al ver mi actitud, quien me seguía en la fila y que se dio cuenta de la situación narrada, me dice “...pero usted estaba en la fila, ya estaría por fuera..” me mira y se ríe de una forma que no me cabe dudas respecto de qué estaba pensando aquel ciudadano; sin embargo, primó en mí la formación de cuna, la ética y no fui capaz de continuar en la fila preferencial, pese a que hubiera logrado la atención del empleado bancario de haber continuado en ella; me preguntaba internamente, qué tal exijan la cédula y me descubran.., en fin, no fui capaz. Qué hubieran hecho ustedes, apreciados lector@s...?.