Por Yesid Francisco Perea Mosquera
Acaban de terminar los juegos Bolivarianos llevados a cabo en la ciudad de Valledupar, la capital del Departamento del Cesar. Lo observado a través de los medios de comunicación dan cuenta de unos juegos bien organizados, siendo la gran vencedora Colombia, quien obtuvo un total de 354 medallas, casi que doblando en número al segundo participante, es decir, a la República Bolivariana de Venezuela.
Valledupar queda con un gran estadio de atletismo, el josé luis parada, y en términos generales, con una gran infraestructura en materia de escenarios deportivos; ellos llamaron “La Gota Fría” a una unidad deportiva de la cual hacen parte el estadio de softbol, el de atletismo ya mencionado y el coliseo de combate; en igual sentido, se construyó otro complejo deportivo denominado Las Flores, con tres escenarios: cancha de tenis, un patinódromo y un coliseo. Como consecuencia de estos juegos, el estadio de Fútbol también fue objeto de refacciones. De otro lado, se construyó el coliseo de ferias, el cual recibió la participación de dos disciplinas deportivas: balonmano y fútbol sala, e igualmente el desarrollo de los juegos dejó la construcción de un espacio para el tiro con arco.
Quienes siguieron los juegos bolivarianos por televisión pudieron darse cuenta del buen estado de las canchas para el desarrollo de los partidos de basquetbol y voleibol, también los espacios para las prácticas de otros deportes, como ocurrió con tenis de mesa, karate, lucha, etc; es decir, Valledupar se lució con la realización de los XIX Juegos Bolivarianos, como una especie de cuota inicial de preparación para los próximos juegos olímpicos. El éxito de los juegos produce envidia de la buena, envidia sana, pues lograron el propósito fijado y la ciudad quedó con un gran complejo deportivo para ser utilizado por la juventud, lo cual se constituye en una forma para atacar el ocio y con ello, a todas las cosas que puede generar la falta de ocupación para los jóvenes de Valledupar y sus alrededores.
Regresando a nuestra comarca, debo reconocer que no he ido a mirar los escenarios deportivos construidos en la vía hacia Yuto; sin embargo, nunca que paso por esa zona veo ninguna actividad para darle uso a lo edificado, si tenemos en cuenta la cantidad de materia prima en el deporte, como con la que cuenta el Chocó en general y su capital en particular. Ahora solo falta que la maleza haga su trabajo en esos escenarios, sin mencionar a los depredadores de lo ajeno, cuando hay tanta actividad para hacer a través de nuestra juventud, neutralizando así comportamientos negativos en alguno de ellos.