La situación de inseguridad en algunas regiones de Colombia traspasa todas las barreras posibles. Los asesinatos y desplazamientos tocan a toda la población, incluidos los alcaldes y alcaldesas que hoy despachan desde otros lugares, porque grupos armados les tienen prohibida la entrada a sus propios municipios.
La radiografía de lo que ocurre en la Colombia profunda hace mucho pasó de una simple alerta naranja a roja. Disidencias de las Farc, ELN y Clan del Golfo deciden el destino de poblaciones completas; ellos son la autoridad absoluta.
En Antioquia, según la Defensoría del Pueblo, el 60 por ciento de los alcaldes tienen amenazas de grupos armados. La mayoría no puede cumplir agenda en las zonas rurales. Hay especial preocupación en las subregiones del norte, nordeste, occidente y suroeste, donde los mandatarios han alzado la mano para denunciar ante la opinión pública el reclutamiento forzado y el cobro de extorsiones.
En Chocó, el panorama es mucho más desalentador: tres alcaldes están desplazados de sus municipios. Los mandatarios de Bagadó, San José del Palmar y Sipí tuvieron que abandonar sus casas y familiar. De otro lado, los alcaldes de Nuquí, Lloró, Unión Panamericana, Bojayá, Medio Atrato y Río Iró están amenazados.
Y agrega: “quien lo elige a usted, lo elige con el propósito de sentir el calor, la presencia. Al no sentirla, se siente un poco de desamparo. No obstante, la administración ha seguido funcionando de la manera convencional”.
Por una situación parecida pasa Yina Marelvy Moreno Mosquera, alcaldesa de San José del Palmar, Chocó, pero que tiene que gobernar desde Pereira (Risaralda). El motivo también son las amenazas de un grupo criminal, aunque no reveló el nombre. “Es muy difícil no poder estar en territorio porque te eligen para estar en con una comunidad”, manifestó la mandataria, que debe adelantar reuniones virtuales e impartir órdenes por WhatsApp.
Al alcalde le Rio Iró, Edson de Jesús Perea, fue victima de un atentado en una vivienda de su propiedad donde afortunadamente no se encontraba habitando nadie en el momento de la explosión de una granada que fue lanzada al lugar.