Por José María Daza Sánchez
Es tan trillado este tema que pareciera ser que lloviera sobre lo mojado; pero realmente el tema no cansa ante la inmovilidad que está acaeciendo en este municipio, capital del departamento del Chocó.
La mayoría del espacio público está copado de trabajadores informales de todo orden, que se ubican solo importándoles el espacio que aseguran para su uso y desplazando al peatón, que finalmente termina transitando por la vía de los automóviles, poniéndose en alto riesgo de un accidente.
Adicionalmente, la invasión asiática en dos ruedas, de la que solo se benefician los distribuidores, estaciones de servicio, vendedores de repuestos y talleres, nos están llenando las vías de desorden, irrespeto, accidentalidad y contaminación.
Por allá en mayo del año anterior escribimos un artículo, que como siempre debo reconocer que el informativo Virtual Chocó7Días.com muy amablemente me publica, sobre “La moto, la intocable moto”. Allí, fundamentado en un escrito de Héctor Abad Faciolince, comentamos sobre la pauperización de las ciudades a raíz de la proliferación de las motos en circulación.
Pues una ciudad que no tiene en sus planes ampliar vías, mejorarlas, hacer campañas de cultura ciudadana, tener un Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que no se preocupa en buscar y aplicar los mecanismos para que se construyan parqueaderos para vehículos y motos, que no se piensa en ciclovías como medio
de incentivar transporte limpio, que no piensan en un proyecto de mediano plazo para que exista en la ciudad un sistema integral de transporte urbano no puede hoy en día estar persiguiendo las motos o los vehículos parqueados.
Primero, señor alcalde, usted que es profesional en ingeniería civil, facilite e incentive las posibilidades de que se construyan esos sitios para parquear u ordene las calles e implemente de una manera organizada las que en otros lados se denominan “Zonas Azules”, que de hecho le dan hasta recursos por el pago que hacen los conductores o propietarios de esos carros. Esto no es de esperar y seguir esperando hasta que, como decía mi querido padre, “San Juan agache el dedo” o papá gobierno nacional se sensibilice y diga que hay que darle más plata al Chocó, para que nos solucione problemas internos que, por falta de planeación efectiva, porque si es claro que “Planes de Desarrollo”, muchos, pero reales y efectivos muy pocos.
Camiones descargando a cualquier hora y en cualquier parte, se dejaron ganar el pulso de los transportadores por no ponerle orden y autoridad. Aquí cada habitante oriundo o no del territorio hace lo que le viene en gana. ¿Por qué tanta moto circulando sin que funcionen adecuadamente, con o sin la revisión tecnomecánica? Tanto motociclista, rapimotero o no, sin las licencias de conducción, sin los correspondientes seguros, sin la señalización adecuada. Pero entonces hacen política con el desorden.
Cuando no están funcionando los “semáforos” de los doce puntos instalados, fluye mejor el tráfico que cuando están funcionando. En una ciudad tan pequeña, ese orden debería ser lo más importante.
Una zona como la llamada plaza de mercado, completamente invadida la vía de circulación de vehículos, la suciedad y el caos diario no puede seguir siendo nuestra carta de presentación ante tanto transeúnte, llámese turista o no, que pasa por allí. En otras ciudades la plaza de mercado tiene su zona de comidas muy ordenada y limpia, que da gusto asistir allí. Aquí la suciedad, el desorden es lo que cunde. Sucede lo mismo y hasta peor con la llamada Alameda Reyes. Esa es la tapa.
Como decía, la fiesta del desorden la están generando las comercializadoras de motocicletas y entonces surge una pregunta: ¿Cuál es el aporte como un mecanismo de Responsabilidad Social Empresarial de estas empresas? Les importa solo vender con la presentación de la cédula. De ahí para afuera “mutis por el foro”. Estas empresas deberían hacer unas campañas de responsabilidad en el manejo, aportarle al municipio acciones trascendentales para que cambiemos este maremágnum, este avasallamiento del espacio público y de los ciudadanos de a pie que sufrimos diariamente el atropellamiento, la accidentalidad, la contaminación y el desorden.
Claro, esto también va acompañado de la falta de autoridad, de políticas efectivas y aplicables en el orden y la cultura ciudadana. Aquí siempre se menciona: ¡Van a otras ciudades y allá si respetan! ¿Por qué en Quibdó, no? ¡Es que allá si hay autoridad! Y son acciones tan sencillas que no requieren de mucho esfuerzo ni recursos.
¿Cultura ciudadana? Una campaña con los estudiantes de los últimos años de la secundaria y en las aulas con todos los estudiantes, empecemos por ahí.
Es que la gente de otras latitudes, especialmente muchachos, que se han venido a trabajar en el rapimotismo a Quibdó, dicen que aquí sí pueden trabajar porque las autoridades no joden. Sin documentos, con la moto entregada con solo presentar la cédula… ¡Cualquiera!
No necesito disculparme por mis comentarios. Esto señor alcalde, entiéndalo como una sugerencia. Todavía está a punto de actuar y hacer efectivas tantas esperanzas que depositaron en usted, primero sus votantes, pero entendiendo que una vez llegó, tiene que trabajar por todos. Esto no es personal, no se moleste.
Seguiremos soñando con una ciudad capital de departamento dinámica, no solo proponiendo proyectos de ley para llamarla de una manera ostentosa pero desordenada al interior. Esto no es de nombre.